Los Liquidadores, sin mujer ni empresario del espectáculo que los mantuviera, se encontraban, como dicen las gentes normales, con una mano delante y otra detrás. Qué les quedaba, se preguntaban. Les quedaba a su favor la música bruta y automática, la cual llevaban bajo el brazo y continuaron ejerciendo con obstinación. Entablaron amistad sincera con una banda local, los Hermanos Cortés, un grupo de batería, bajo y muchas marimbas, todo el caribe en sus manos y ritmos, Veracruz y el buen pescado. Surgió con ellos la posibilidad de tocar en Oaxaca de Juárez, una localidad en la Sierra Madre del Sur, y con ellos se marcharon. Don José tuvo a su disposición varias noches para lucirse en los soportales del zócalo de Oaxaca, para aprender el danzón al caer la tarde y reconciliarse otra vez con México, sus gentes y sus costumbres, tras tanto sobresalto, despilfarro y muerte. Se encontraban en una ciudad más tranquila, donde la gente no va tomada, donde no hay niños pidiendo y donde los mercados de carnes, quesos, moles y mezcales son los mejores. Qué más se podía pedir. Oaxaca fue el lugar donde los Liquidadores encontraron alimento, descanso y mujeres del otro bando. La vida aquí transcurrió mucho más amable: rentaron un precioso apartamento en la calle Abasolo (cerca de Santo Domingo y a un paso del mercado central del 20 de noviembre), comían lo que se ofrecía por la calle, se tatuaron varias calaveras en los brazos, y por las noches, abrían la actuación en los soportales del Zócalo con los Hermanos Cortes, sus marimbas y bailes caribeños. Sin duda México les daba otra oportunidad, pero los nuevos compañeros de Don José, los Hermanos Cortés, resultaron ser también, además de excelentes músicos, traficantes de droga de la buena, de una mota sagrada llamada Golden Virginia. Para cuando los Liquidadores crearon en esa época la canción “Salón México”, los Hermanos Cortés fueron detenidos y otra vez los Liquidadores quedaron bajo sospecha. No sabíamos nada Señor juez, sólo intentamos sobrevivir, acaso no se ve que no tenemos dinero. Entre los tres no reunimos más que para unos cuantos jalapeños, santos jalapeños, afirmaban los Liquidadores. Señores, el juez fue inflexible, les vamos a enviar a una de las peores cárceles de México.
credits
from Al fin que para morir nacimos,
released December 24, 2013
Texto perteneciente al relato "LOS SUCESOS NOS PONEN EN NUESTRO SITIO": sobre cómo la banda Don José Liquidadores aterrizó en México y desarrolló allí su oficio con maestría hasta grabar las canciones que componen su primer trabajo "Al fin que para morir nacimos".
Rocknroll, fandangos y surf, para todo tipo de fiestecitas. Hacen garaje, psychobilly, y alguna que otra jota. También
spaguetti western endemonidado y cancionero latinoamericano.
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